Esta técnica es una práctica común, que se ejerce en las industrias para ajustar las propiedades mecánicas de la soldadura. El material soldado requerido se deja calentar, generalmente a una temperatura más baja para evitar cualquier cambio de fase. El uso previsto del tratamiento térmico posterior a la soldadura es para aliviar el nivel no deseado de tensiones residuales y para suavizar la soldadura dura.
Se requiere mucho cuidado en la selección de la temperatura requerida para los aceros soldables porque debido a un ajuste incorrecto de los parámetros, el resultado de la soldadura puede sufrir uno de los siguientes problemas:
- Es probable que ocurra un cambio de fase
- El material se vuelve más duro.
- Puede ocurrir el agotamiento de la resistencia de la soldadura.
Algunas de las ventajas principales que hacen del tratamiento térmico posterior a la soldadura un proceso excepcional en las industrias de soldadura:
- Ablandamiento
- Alivio de estrés
- Prevención de SCC (agrietamiento por corrosión bajo tensión)
- Facilidad en el mecanizado
- Prevención de la fractura por fragilidad.